Quien haya visitado la isla de Cuba sin pasar por Baracoa, sin duda se ha perdido una de las ciudades más interesantes del país. Especialmente si el visitante lo que buscaba eran paradisiacos paisajes de naturaleza abrumadora, degustar la buena comida criolla que en Baracoa adquiere un toque distintivo del resto de la isla y conocer sobre la cubanía de sus gentes honestas y trabajadoras.
Sin duda gran parte de la historia de Cuba comienza en este pequeño paraiso. Para llegar hasta Baracoa lo más sencillo y práctico es tomar la carretera de La Farola desde Guantánamo. La carretera de Moa es mejor olvidarla si no se dispone de un jeep todoterreno y de mucho tiempo para lanzarse a una gran aventura. La carretera de La Farola es una de las construcciones más importantes realizadas en Cuba y es de un gran interés turístico por la belleza de sus montañas y las vistas inmensas recortadas por el mar. Grandes bloques de concreto anclados a la montaña van atravesando el gran macizo montañoso.
A pesar de las infinitas curvas es una carretera muy segura si se respetan los límites de velocidad. Antes del triunfo de la Revolución Cubana la única vía para llegar hasta Baracoa era por mar o por aire. Baracoa es una ciudad pequeña junto al mar, tiene su Malecón y está situada en un lugar privilegiado por su cercanía con la montaña y los ríos. Cerca de la playa Maguana uno puede comenzar a sentir el olor a mar y chocolate que quedará impregnado por siempre en la memoria del visitante. La ciudad puede recorrerse en apenas una hora pero el tiempo siempre será insuficiente para el visitante....ya que sin duda Baracoa tiene el don de atrapar y enamorar a todo aquel que la descubre. Para ello es imprescindible caminar por sus calles y conversar con sus gentes, tomarse un buen café cubano en uno de los tantos porches de las coloridas casas coloniales que recuerdan a una pequeña Nueva Orleans. Disfrutar de su musica y caminar por sus montañas y sus costas, sin rumbo ni prisa. Dejarse llevar por la corriente y si se es amante del habano... sentir el olor del chocolate, del mar y del aroma del mejor tabaco del mundo mientras cae la tarde.