La península de
Guanacahabibes, con un nombre que llega a la actualidad desde la época de los
aborígenes, encierra en su territorio innumerables enigmas y leyendas que
avalan su privilegiada ubicación en lo que los cubanos llaman la cola del
caimán.
La región, que
comienza en la Ciénaga de Remates y termina en el Cabo de San Antonio, ostenta
desde 1987 el título de Reserva de la Biosfera otorgado por la UNESCO.
La concesión de
esa categoría busca como principal objetivo propiciar la investigación
biológica, ecológica y conservacionista y preservar los valores naturales de la
región.
Con unas 100 mil
hectáreas de extensión, la mayor parte corresponden a una estructura de carso
llano, mientras que unas 39 mil hectáreas se atribuyen a la ciénaga del litoral
norte.
Los más diversos
lugares de este apacible sitio presenciaron a lo largo de siglos naufragios y
ataques piratas debido a lo aislado de sus parajes en tiempos de la colonia.
Las leyendas
mencionan a personajes famosos de la piratería, como Henry Morgan y el Olonés,
entre los que establecieron sus refugios en el área de Guanahacabibes,
aportando además sus nombres a varias de las caletas, ensenadas y playas de la
zona.
De esa época solo
quedan en los fondos marinos de Guanahacabibes restos de naves que
experimentaron el fracaso de sus aventuras, conjuntamente con una gran colonia
de corales, todo ello en una mezcla única para el deleite de los amantes de las
actividades subacuáticas.
Asimismo, los
inmersionistas tropiezan con tesoros naturales de todo tipo, gracias a la
existencia en los arrecifes de una extensa población de coral negro,
acompañados de especies como langostas, cangrejos moros, caracoles reinas y
ciguas.
Unos
140 sitios arqueológicos vinculados a la vida de los aborígenes se encuentran
distribuidos por todo el espacio que ocupa la península, considerada por los
expertos como uno de los últimos refugios de aquellas comunidades que habitaban
la isla a la llegada de los colonialistas españoles, conocidas como
guanahatabeyes.
Las
investigaciones muestran que en el lugar se establecieron poblaciones de todos
los niveles de desarrollo conocidos en Cuba, aunque el mas generalizado es el
de grupos de pescadores recolectores no agricultores.
El más reciente
enigma corresponde a nuestros días, cuando especialistas cubanos y canadienses
reportaron el hallazgo de impresionantes estructuras megalíticas en la
plataforma de la península de Guanahacabibes, dando lugar a un amplio debate
acerca de su posible origen natural o la opción de ser una ciudad perdida.
Los amantes de la
flora y fauna endémica del lugar cuentan con una inigualable riqueza, aunque
muchos prefieren apreciar el zunzuncito (Calypte helenae), el ave más pequeña
del mundo y solamente localizable en Guanahacabibes y en la Ciénaga de Zapata.
La
historia, plena de tradiciones y leyendas, aporta un toque singular a la
península, que cuenta además con excelentes playas y una riqueza natural única,
de especial interés para los amantes del turismo ecológico.
Tomado
de DTCuba